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  1. Olvídense del libre albedrío

    domingo, enero 01, 2006

    © Simbol (*)

    La teoría de Eccles puede admitirse como una opinión lógica, es aplicable incluso si el hombre llega a explicar el origen de la vida y el universo porque siempre se podrá afirmar que el autor, Dios, estableció las leyes que les dieron origen. Al fin y al cabo no es imposible, de la misma manera que no es imposible que mañana salga el sol por el Oeste pero la probabilidad de que esto ocurra es cercana a cero vistas las leyes de la física.
    El problema se complica, pues, cuando hablamos de probabilidades, porque probabilidad y posibilidad no es lo mismo. También es perfectamente posible y por lo tanto no ilógico afirmar que sin evidencias, yo puedo asumir razonablemente que no hay tal Dios. Ambas posiciones, así definidas, no pueden calificarse como imposibles aunque sean contradictorias y, siendo contradictorias, obviamente solo una de ellas es verdadera pero puede que no haya manera de determinarlo a satisfacción de ambas partes.
    La de Eccles es la vieja teoría de la “primera patada” y es sustentada por muchos de los que pertenecen al Old Earth Creationism, que no se atreven a negar ni la evolución ni la geología, pero tiene que hacerlas compatibles con Dios, es decir: no hay Adán ni Eva y la Tierra tiene más de 10.000 años, lo cual obliga a interpretar el Génesis y botar casi todo el Viejo Testamento a la basura; es la posición de muchos científicos no ateos.
    Así, sostienen que un Dios fuera de la naturaleza (metafísico) puso las leyes naturales y dejó que actuaran. Por lo tanto el “propósito” al que alude no es otro que el resultado en el largo plazo de la acción de esas leyes. Esta posición sin embargo, obliga a otras dos asunciones: a) Que Dios no se ha vuelto a entrometer con el universo puesto que esas leyes parecen no variar, y b) Que lo que hagamos esta determinado por el curso probabilístico de esas leyes, ya que Dios no interviene, y por lo tanto todo lo que acontece es consecuencia de esas leyes.
    Olvídense del libre albedrío, porque no estamos hablando del Dios cristiano, ya que el tipo del que estamos hablando no se apareció mas por aquí. Así, mi comportamiento es probabilístico dependiendo de muchos factores(biología y sus alrededores). En estas circunstancias, mi comportamiento está totalmente determinado externamente, por lo que no depende de mí la opinión religiosa que tenga, ni tiene ningún efecto que yo crea o no en Dios porque a Dios no le importa y a efecto de sus leyes yo no soy diferente de un chimpancé ni de una ameba; y por lo tanto, si eso es así, tampoco puede haber castigos ni premios, porque éstos tendrían que otorgarse con el mismo criterio que se otorgan los de la lotería, ya que el hecho de que yo sea “malo” no es culpa mía sino del resultado de esas leyes, luego lo justo pareciera otorgar los premios sin atender a la conducta, o sea, apelar a la suerte (debería darle su número a los chimpancés también).
    El problema es que ni Eccles ni los que lo acompañan han hablado de la existencia de esa lotería y de sus reglas, aunque debo reconocer que Calvino de alguna manera sugirió algo como eso, cuando dijo que la salvación estaba predestinada para algunos pero no para todos, y que esta salvación era independiente de la conducta. Lo que también es posible, porque puede que cada uno de nosotros tenga un número en esa lotería y cuando Dios dio la primera patada al balón también puso a trabajar un generador de números aleatorios. Con lo cual, eso de matar o no matar es asunto mío (en realidad dependería de una resultante de variables aleatorias que me afectarían, tales como genes, educación, valores, circunstancias, etc.); que lo haga o no, eso no me sacará o meterá en la lista de números premiados porque su resultado es aleatorio y no está relacionado con mi conducta. Ya que no puedo saber si estoy en la lista, y portarme religiosamente no me meterá en ella, puedo mandar la religión al carajo y aun así estaría operando bajo “las reglas” puestas por Dios, es decir, las leyes de la física, la química y la biología.
    He estado hablando de patadas y balones y eso me recuerda que alguien me dijo, que en algunas décadas la verdadera religión mundial será el fútbol.

    (*) Especial para Razón Atea.


  2. 5 comentarios:

    1. Anónimo dijo...

      "He estado hablando de patadas y balones y eso me recuerda que alguien me dijo, que en algunas décadas la verdadera religión mundial será el fútbol."

      No caerá esa breva. Al menos así no se proscribirían comportamientos personales y/o íntimos como inmorales ni otras tonterías por el estilo. Sólo quedaría la idolatría.

    2. PRIMO:
      Una de las acusaciones más comunes y risibles de algunos creyentes contra los que no lo somos se funda en la idea de que "el ateísmo es también una religión". Pero esa aserción no tiene fundamento. Lo único que tienen para ofrecer es la comparación entre religión y fanatismo. Acá en la Argentina, un grupo de fanáticos con sentido del humor crearon una Iglesia Maradoniana, en la que parodian (espero que no muchos se crean lo que están haciendo) las prácticas de culto del catolicismo, rindiéndole homenaje a Diego Armando Maradona. Pero eso no es religión, es sólo fanatismo. Es como decir que los ateos son religiosos porque mencionan a Dios en sus conversaciones.
      Y, eso sí, a mí me divierte más un partido de fútbol que una misa. Pero no voy a rezarle a Maradona. Ni a nadie/nada.

    3. Anónimo dijo...

      Fernando
      todo sabemos que a pesar de tu sedicente ateismo, en el fondo de tu Corazón albergas una duda. No será Maradona el Hijo de Dios? Recuérdate que fue la mano de dios la que metió el famoso gol.

    4. SIMBOL:
      El gol con la mano no sería capaz de convencerme tanto como el segundo gol de Maradona a la selección inglesa. Un tanto inolvidable, una jugada que ni Dios...
      " ...la va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, y deja el tercero y va a tocar para Burruchaga...
      ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! Genio! ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... y ¡Goooooool...! ¡Gooooool...!
      ¡Quiero llorar! ¡Dios santo! ¡Viva el fútbol! Golazo! ¡Diego! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme...
      Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos...
      barrilete cósmico... ¿de qué planeta viniste para dejar en el camino tanto ingles, para que el país sea un puño apretado, gritando por Argentina? Argentina 2 - Inglaterra 0...
      Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona... Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 - Inglaterra 0..."

      (Relato textual de Víctor Hugo Morales del mentado gol).