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  1. Ozymandias

    domingo, noviembre 30, 2008




    © Percy Bysshe Shelley
    © Traducción de Fernando G. Toledo

    A un viajero vi, de tierras remotas.
    Me dijo: hay dos piernas en el desierto,
    De piedra y sin tronco. A su lado cierto
    Rostro en la arena yace: la faz rota,
    Sus labios, su frío gesto tirano,
    Nos dicen que el escultor ha podido
    Salvar la pasión, que ha sobrevivido
    Al que pudo tallarlo con su mano.
    Algo ha sido escrito en el pedestal:
    «Soy Ozymandias, el gran rey. ¡Mirad
    Mi obra, poderosos! ¡Desesperad!:
    La ruina es de un naufragio colosal.
    A su lado, infinita y legendaria
    Sólo queda la arena solitaria».

  2. Los ateos se hacen fuertes

    martes, noviembre 25, 2008

    Los no creyentes se organizan para frenar la beligerancia de las religiones y su poder en el Estado - Sus campañas publicitarias reciben generosas donaciones y aumenta la demanda de apostasía


    © Abel Grau
    Publicado en El País (24-11-2008)

    «Probablemente no hay dios, así que deja de preocuparte y disfruta de la vida». Este eslogan lucirá en los autobuses de Londres a mediados de enero. Se trata de la primera campaña ateísta en Reino Unido financiada con donaciones de contribuyentes anónimos. Y ha sido un éxito. Preveían recaudar 5.500 libras (6.500 euros) y en tan sólo dos días reunieron 10 veces más. No es algo aislado. Esta semana se ha puesto en marcha una iniciativa similar en Washington. Los ensayos que arremeten contra la religión se convierten en superventas y, en España, aumentan las solicitudes de apostasía. Parece que la hora de los no creyentes ha llegado. ¿Está el ateísmo tomando una nueva conciencia más activa en la sociedad?
    No es fácil confesar que uno es ateo, es decir, que niega la existencia de Dios, según señala el biólogo Richard Dawkins, conocido como el rottweiler de Darwin por su férrea defensa de la teoría evolucionista. «La situación de los ateos hoy en día en América es comparable a la de los homosexuales 50 años atrás», escribe Dawkins en el ensayo El espejismo de Dios (Espasa Calpe), que ha vendido 1,5 millones de ejemplares. «Los ateos son mucho más numerosos, sobre todo entre la élite educada, de lo que muchos creen», prosigue. El problema es que, a diferencia de otros grupos religiosos, no están organizados. «Un buen primer paso podría ser generar una masa crítica con aquellos que desean salir a la luz y así animar a otros a hacer lo mismo. Pueden hacer mucho ruido».
    Ruido considerable es el que ha conseguido la citada campaña del autobús ateísta británico. La gestiona la British Humanist Association –una organización que promueve acabar con la privilegiada posición de la religión en la ley, la educación y los medios de comunicación– a través de la web www.justgiving.com/atheistbus. Su patrocinador más ilustre es el propio Dawkins. Iniciada el 21 de octubre, se propuso recaudar 5.500 libras (6.500 euros, el coste de un mes de los anuncios en 30 autobuses) y sólo necesitó dos horas para conseguirlos. En dos días, ya tenían 58.900. La cuenta ya va por 143.200 euros.
    «Los donantes sienten que no tienen voz, que el Gobierno y la sociedad presta demasiada atención a la religión y a sus líderes, mientras que a los que no son religiosos se les ignora», señala desde la capital británica Hanne Stinson, directora de la British Humanist Association. Al otro lado del Atlántico, la American Humanist Association ya ha organizado una campaña similar para los autobuses de Washington con el lema «¿Por qué creer en un dios? Sé bueno por la propia bondad». Se puso en marcha la semana pasada con una previsión de 200 autobuses (www.whybelieveinagod.org). En España, la Unión de Ateos y Librepensadores estudia unirse a la campaña. «Aunque las condiciones en España no son las mismas que en el mundo anglosajón, donde las alternativas de ateos y agnósticos son mucho mas respetadas, y su prestigio social es consecuencia de su permanente presencia en el mundo de las ideas», señala la asociación en su web, ateos.org.
    Este nuevo ateísmo también ha irrumpido en las librerías. Una ilustre alineación de científicos e intelectuales ha emprendido la batalla dialéctica a gran escala contra la religión. Sus ensayos se han convertido en superventas. En El espejismo de Dios (10.000 ejemplares vendidos en España), Dawkins expone su hipótesis de que Dios no existe, sostiene que no necesitamos la religión para ser morales y que podemos explicar las raíces de la religión y la moralidad en términos no religiosos. El ensayista Christopher Hitchens argumenta en Dios no es bueno (Debate) que la religión da una explicación errónea del origen del ser humano y del cosmos, que causa una peligrosa represión sexual y que se basa en ilusiones. Ha vendido cerca de 150.000 ejemplares en Reino Unido y 12.000 en España. En EE UU, el filósofo Sam Harris, autor de The end of faith (W.W. Norton) pone de vuelta y media a las grandes confesiones: el judaísmo, el cristianismo y el islam. Las tacha de locuras socialmente aprobadas, cuyos credos son irracionales, arcaicos y mutuamente incompatibles (200.000 vendidos).
    En Italia, el matemático Piergiorgio Odifreddi ha escrito ¿Por qué no podemos ser cristianos? (RBA), que ha colocado 200.000 ejemplares en su país. En Francia, Michel Onfray se situó en 2005 entre los más vendidos con Tratado de Ateología (Anagrama), un alegato a favor del pensamiento hedonista y contra la religión. Vendió 209.700 ejemplares. Las cifras parecen indicar que aumenta el interés por la crítica a las religiones. Odifreddi, aun así, es cauto: «Hay una buena parte de la población que valora la razón y la ciencia, pero es una minoría sin mucho acceso a los medios de comunicación».
    La razón de este nuevo movimiento está, irónicamente, en los propios fundamentalistas religiosos, según sostienen varios especialistas. «La beligerancia de las religiones lleva a la gente a tocar a rebato», explica el teólogo de la Universidad Carlos III Juan José Tamayo. «Las religiones han despertado de un modo social y culturalmente agresivo, porque reclaman una presencia en el espacio público; quieren intervenir en la vida privada y tener un peso político. En definitiva, quieren que los Estados sean confesionales». Una idea con la que coincide el filósofo Reyes Mate, profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): «La crítica a la religión resurge cada vez que la religión se quiere convertir en principio moral de la democracia».
    Cuando se habla de integrismo se suele pensar en los países musulmanes, pero también se encuentra en el corazón de Occidente. «Pienso en Estados Unidos», sigue el teólogo Tamayo. «En la campaña electoral de 2004, entre John Kerry y George W. Bush, la politización de la religión fue notable: los dos candidatos recordaban constantemente que creían en Dios». Es el caso, por ejemplo, de las escuelas de algunas zonas de Estados Unidos que quieren introducir en las aulas la enseñanza del creacionismo y del diseño inteligente (que equivale a la interpretación literal de la Biblia). Los líderes religiosos occidentales, como el papa Benedicto XVI, o los grupos evangélicos en EE UU, pretenden influir en la política porque «consideran que necesita una legitimación religiosa», señala Tamayo. Además exigen «que la ética se fundamente en un ser trascendente, ya que no reconocen a los políticos como guías morales», e imponen que los textos sagrados, que son míticos y simbólicos, sean considerados como histórica y científicamente válidos.
    Esa intervención de la religión en la vida privada es la que pidió el cardenal Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española, en octubre en el sínodo de los obispos de Roma. Criticó el laicismo, es decir, que las personas, la sociedad y, sobre todo, el Estado, sean independientes de cualquier organización o confesión religiosa. Lo dejó claro: «El Estado moderno, en su versión laicista radical, desembocó en el siglo XX en las formas totalitarias del comunismo soviético y del nacional-socialismo». Por eso llama a que la Iglesia participe en la vida privada e incluso en los debates legislativos.
    Muchos ciudadanos en España han reaccionado. Las solicitudes de apostasía en los seis primeros meses de 2008 han sido 529, lo que supera a las de todo 2007 (287) y a las de 2006 (47), según la Agencia Española de Protección de Datos. El Ayuntamiento de Rivas, en Madrid, abrió en marzo una oficina para facilitar los trámites de apostasía. En menos de un mes recibió más de 1.100 consultas de toda España. Entre los principales motivos: la reelección de Rouco como presidente de la Conferencia Episcopal. Y no son sólo las apostasías. La práctica religiosa también desciende. Si en 1998 los españoles que se consideraban católicos eran el 83,5%, 10 años después son el 78%, según el barómetro de enero de 2008 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
    Las cifras, sin embargo, podrían quedarse cortas. «Ese 78% que dice que es católico, lo es por el bautismo y otros símbolos introducidos en la infancia», señala el teólogo Tamayo. «Esa educación puede que continúe o que se interrumpa y dé lugar a la apostasía o a la indiferencia, que es el fenómeno mayoritario», añade. Los datos se elevan entre los jóvenes. El 46% de los chicos entre 15 y 24 años se consideran agnósticos, ateos o indiferentes, según un informe de la Fundación Santamaría de 2005 (en 1994, eran el 22%). El 39% se define como católico no practicante y tan sólo el 10%, como católico practicante. Las razones del descenso: la «impopular» postura de la Iglesia «en temas como la ley que regula el matrimonio homosexual, el aborto o la sexualidad», según uno de los autores del informe, el sociólogo Juan González-Anleo.
    Este nuevo ateísmo lucha contra la religión en la arena dialéctica. «Esa hostilidad que yo y otros ateos expresamos ocasionalmente contra la religión está limitada a las palabras. No voy a poner una bomba a nadie, ni a decapitarlo, ni a lapidarlo, ni a quemarlo en la hoguera ni a crucificarlo ni a estrellar aviones contra sus rascacielos», escribe Dawkins. De hecho, el propio lema del bus ateísta británico se aleja del dogmatismo. El «probablemente» reconoce que igual que no hay pruebas de la existencia de Dios, tampoco las hay de lo contrario. «No es necesario mantener una relación hosca con la religión», considera el filósofo Jesús Mosterín, miembro del CSIC. «Se puede conservar sin creérsela pero con curiosidad y simpatía, como una tradición folclórica más». Eso sí, aunque dialéctica, es una batalla sin cuartel.
    La crítica a la religión es antigua pero, sobre todo desde el siglo XIX, cuenta con una aliada crucial: la ciencia. Así lo ha expuesto el premio Nobel de física estadounidense Steven Weinberg en The New York Review of Books: «Creo que entre la ciencia y la religión existe, si no una incompatibilidad, por lo menos lo que la filósofa Susan Haack ha llamado una tensión, que gradualmente ha ido debilitando la creencia religiosa, especialmente en Occidente, donde la ciencia ha avanzado más». La ciencia, enumera el Nobel, explica mejor el funcionamiento del mundo que la religión y refuta el papel del hombre como protagonista de la creación. Otro de los físicos más prestigiosos del mundo, Stephen Hawking, lo suscribe: Las leyes por las que se rige el universo «no dejan mucho espacio para milagros ni para Dios».
    Ciencia y religión no pueden convivir en paz, añade el matemático Odifreddi. «La ciencia acepta verdades basadas en confirmaciones empíricas y deducciones matemáticas y lógicas. La religión, al menos la católica, se refiere a un libro de hace 2.000 años y a pronunciamientos dogmáticos de concilios y del Papa. Es difícil imaginar métodos más opuestos».
    Pero ¿podemos vivir sin Dios? La respuesta de los científicos, filósofos y teólogos no es unánime. El Nobel Weinberg confiesa que no es fácil no creer, pero está convencido de que la creencia declina inevitablemente en Occidente. Y añade que aunque las prácticas religiosas se mantengan durante siglos, no está tan seguro de que la creencia perviva. «Hay que distinguir la religión, que es construcción social, de la experiencia religiosa, que es personal», matiza Tamayo. «Las iglesias son instituciones, con un atractivo político y social, que incluso hoy pocas veces implican creencias profundas», añade Odifreddi, «por lo que pueden sobrevivir aunque la fe languidezca». «En el futuro seguiremos creyendo, porque lo llevamos de fábrica», argumenta el físico Jorge Wagensberg. «La psicología del desarrollo, la antropología cognitiva y la neurociencia señalan que evolutivamente estamos programados para creer».
    Otros están convencidos de que la ciencia es la respuesta. «¡Todos creemos en algo!», concede el matemático Odifreddi. «La cuestión es qué debemos creer; yo creo que la ciencia puede ofrecer incluso una concepción espiritual del mundo, al mostrar cómo tras el aparente caos del cosmos descansa un orden profundo». Su conclusión es clara: «La ciencia es hoy la religión verdadera, mientras que la vieja religión es sólo superstición. Así que si alguien quiere creer en algo, puede creer en la ciencia y su manera de ver el mundo».

  3. El diario del Vaticano, L’Osservatore Romano, «absolvió» este viernes a los Beatles en un largo artículo en el que elogia el «talento musical» del célebre grupo y conmemora los 40 años del lanzamiento del álbum [llamado] White Album.

    El artículo inicia con el recuerdo, con tono indulgente, de la célebre y controvertida declaración de John Lennon de «Los Beatles somos más famosos que Jesucristo» y que le valió duras condenas en todo el mundo.



    «Fue una frase que suscitó profunda indignación pero que hoy en día suena más a una mofa de un joven de la clase obrera inglesa abrumado por el éxito», escribió el diario del Vaticano.

    Para el rotativo de la Santa Sede, la «banda de los cuatro» cumplió una «revolución blanca» con White Album (álbum blanco), que califica de «utopía musical, donde se encuentra todo y el contrario de todo».

    «Era un conjunto de canciones tal vez discutible pero revelador de toda una época», escribe el diario. En esos años entre «la protesta juvenil, las contradicciones, excesos y fugas hacia adelante, todo era posible y lícito», subraya el rotativo de Papa.

    El «verdadero talento» de los Beatles «residía en su capacidad sin igual de componer canciones populares con ligereza eufórica, un verdadero sello de fábrica», recalca. «Actualmente los productos discográficos resultan estereotipados, muy lejanos de la creatividad de los Beatles», lamenta el periódico papal.

    White Album apareció el 22 de noviembre de 1968 con 30 canciones originales y marcó un hito en la carrera musical del célebre grupo inglés.



  4. La apuesta de Pascal - Modelo 2008

    domingo, noviembre 16, 2008

    MÁLAGA.- Sin duda es una de las incógnitas de toda la historia de la humanidad: ¿existe Dios? Precisamente esta pregunta se ha convertido en un motivo de apuestas. Y es que la casa de apuestas británica Paddy Power ha aprovechado el tirón del acelerador de partículas (el LHC) y la campaña de publicidad ateísta lanzada por el darwinista Richard Dawkins para convocar este juego. La apuesta, que se abrió hace dos meses, se paga 4 a 1 a favor de que se encontrarán pruebas de la existencia de un ser divino antes del 31 de diciembre de 2009.
    Todo comenzó en septiembre de este año, cuando la casa de apuestas británica inició la votación coincidiendo con el anuncio de que el acelerador de partículas, mediante la simulación del Big Bang, podría llevar a descubrir las partículas más elementales que dieron origen al universo y que aportarían información sobre la denominada «partícula de Dios», que llega a ser como el pilar fundamental del cosmos y responsable de la existencia de la humanidad.
    Inicialmente las apuestas a favor de encontrar las pruebas de la existencia de Dios eran de 20 contra 1, aunque un fallo magnético en el acelerador hizo que la puja llegase a 33 a 1, a pesar de lo cual el interés por el asunto fue creciendo hasta llegar a la situación actual de 4 contra 1. ¿Fe o ciencia? Esta es la gran pregunta.
    Aunque suene a chiste, Paddy Power podría perder más de 62.000 euros si se encuentran pruebas que podrían justificar la creencia religiosa. Y los internautas siguen apostando, según publica The Daily Telegraph.
    Precisamente la apuesta coincide con la exitosa campaña ateísta de Dawkins, que ha «empapelado» los autobuses londinenses con pancartas en las que se lee: «Dios probablemente no existe, deje de preocuparse y disfrute de su vida».
    «La religión está acostumbrada a que todo le salga gratis, incluyendo el derecho a lavar el cerebro de los niños. Esta campaña colocará eslóganes alternativos en los autobuses y hará pensar a la gente», explicó recientemente Dawkins.
    Publicado en La Opinión.

  5. La campaña del autobús, según Nietzsche

    lunes, noviembre 10, 2008


    Suponemos que el autor de El Anticristo habría diseñado un cartel muy diferente al de Dawkins para colocar en los autobuses.

    Fuente.

  6. © Federico Simón
    Publicado en El País
    22-10-2008

    VALENCIA.- El filósofo italiano Paolo Flores d’Arcais, fundador y director de la revista MicroMega, argumentó ayer en Valencia que los primeros años del pontificado de Joseph Ratzinger responden a un «proyecto de reconquista» religiosa mediante el cual la «Iglesia intenta imponer su punto de vista a través del Estado». En su opinión, el discurso de 2006 del papa Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona (Alemania) en el que propuso un pacto de religiones era «una propuesta que el catolicismo hacía a las otras religiones monoteístas para establecer una santa alianza contra el laicismo», que los católicos tachan de «iluminismo radical». Defiende así la Iglesia que el laicismo lleva al nihilismo moral, lo que pone en peligro la convivencia. Frente a esto, Flores d’Arcais argumentó que esa alianza sería una falacia, una «tesis impracticable» puesto que «todas las religiones pretenden que la verdad es la suya» y, como mucho, «conceden a las demás la posibilidad de ser verdades incompletas, verdades preparatorias». Enmarcada en los actos de la XXXVII edición de los Premis Octubre, el filósofo italiano impartió la conferencia titulada Las religiones contra la razón, que inauguraba el XIV Congreso de Pensamiento titulado Política y Religión. En ella, apostó por la tesis laica de que «Dios es un vínculo solo para los que creen en él» y «el auténtico diálogo implica que cada uno deje en casa sus convicciones religiosas».
    «Si decidimos que la base de la convivencia es la verdad de Dios, la pregunta ya no es de qué dios hablamos sino qué interpretación de ese dios tomamos», argumentó Flores d’Arcais. Por ejemplo, explicó que Dios habla del divorcio en el Antiguo Testamento, pero también habla del matrimonio indisoluble en el Nuevo Testamento y hasta permite a un hombre tener cuatro mujeres en el Corán. «Dios no habla, habla a través de hombres que lo interpretan», resumió. Ante esta situación, el filósofo negó al Papa la existencia de una «moral natural». Y se remitió a la historia del Homo sapiens para argumentar, como defendió el francés Blaise Pascal, que el hombre «ha sobrevivido mediante las más distintas formas de normas morales». Hasta las prácticas ahora más reprobables (robo, incesto, parricidio) han podido tener en su día una alta consideración social.
    Por ello, apostó por «laicizar el poder y poner a Dios entre paréntesis». En ese sentido, defendió la tesis del jurista holandés del siglo XVII Hugo Grocio de legislar etsi Deus non daretur («Como si Dios no existiera») que «salvó a Europa de décadas y décadas de destrucción, guerras civiles y guerras religiosas».
    Por último, alertó de la regresión que propugnan la Iglesia católica y los fundamentalistas religiosos americanos.

    Sale a la venta el libro ¿Dios existe?

    A continuación, el texto con que Espasa Calpe presenta este volumen:

    Temas tan controvertidos como el conflicto entre fe y razón, los valores comunes entre cristianos y ateos, el aborto, el papado de Juan Pablo II, la caída del comunismo, los derechos humanos, la naturaleza, la solidaridad o la autocrítica de la Iglesia fueron motivo del debate que en 2000 mantuvieron en Roma el entonces cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, y el filósofo ateo Paolo Flores d’Arcais desde posiciones claramente contrapuestas.
    El núcleo central de este libro —vivo, intenso, vibrante, en el que se habla con claridad y de manera directa de controvertidas cuestiones de actualidad— es ese diálogo, al que acompaña un texto de cada participante. El de Joseph Ratzinger se centra en la crisis del cristianismo; el de Paolo Flores rebate sus tesis, sostiene la idea de que la Iglesia rechaza el diálogo y destaca las contradicciones en que incurre esta institución.
    Joseph Ratzinger, teólogo y filósofo, (Baviera, 1927) participó como asesor en el Concilio Vaticano II y, siendo arzobispo de Múnich, fue nombrado cardenal por Pablo VI (en 1977). Durante el papado de Juan Pablo II desempeñó el cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y, a la muerte del pontífice, en 2005, se convirtió en su sucesor, con el nombre de Benedicto XVI. Escéptico frente a propuestas reformadoras de la Iglesia, es autor de numerosos artículos y estudios teológicos.
    Paolo Flores d’Arcais (Udine, 1944), filósofo y periodista, es un decidido impulsor de los valores cívicos de democracia e igualdad. Colaborador habitual de numerosos diarios y revistas, El País y Claves, entre otros, es el fundador de la revista de pensamiento MicroMega. Sus artículos y ensayos constituyen una referencia fundamental en el ámbito intelectual de la Europa contemporánea.